Los repartidores de comida en Nueva York, que suman más de 65.000 personas, tendrán a partir del 1 de enero de 2023 una paga mínima que impondrá el ayuntamiento de la ciudad y que no incluirá las propinas que puedan percibir, anunció hoy el alcalde Bill de Blasio.
La estructura de este salario, todo un logro en un sector carente hasta hace poco de los mínimos derechos y que ha empezado a movilizarse masivamente en el año que termina, será fijada entre todos los interesados, incluidos los trabajadores.
Esta es la medida más llamativa de otras que hoy anunció el alcalde para este sector, y que incluirán además registrarlos en el seguro médico municipal llamado NY Care pensado para personas sin cobertura médica.
Habrá además otras medidas que se aplicarán a partir del próximo 1 de abril, como proveerles de bolsas de aislamiento térmico, pagos semanales sin tarifas que ellos tengan que pagar para procesarlos, información previa sobre cada viaje (con posibilidad de rechazar las entregas muy lejanas), y derecho a negarse a pasar por lugares considerados peligrosos como túneles o puentes.
Además, y en respuesta a quejas por la inseguridad de estos trabajadores, que en su mayor parte trabajan con bicicletas, se va a reforzar la iluminación en los carriles-bici, se va a aumentar el número de cámaras de seguridad y se va a crear un programa que permita recuperar bicicletas robadas, entre otras medidas.
El sector del reparto de comida, que está en progresión desde hace varios años, creció aún más con la pandemia del coronavirus y el confinamiento domiciliario, lo que permite considerarlos “trabajadores esenciales”, dijo hoy el alcalde De Blasio.
Los avances anunciados hoy se han conseguido en gran parte gracias a la movilización de la principal organización del sector, llamada “Los Deliveristas Unidos” (sic, en espanglish), ya que es un sector dominado en gran medida por los repartidores de origen latino, y más concretamente guatemaltecos.
Los Deliveristas Unidos comenzaron pidiendo derechos más básicos como poder utilizar los baños de los restaurantes a los que servían o no tener que pagar ellos mismos por las bolsas térmicas, pero su alianza con la ONG Worker´s Justice Project ha cristalizado en una plataforma de reivindicaciones más estructurada y que hoy cosechó sus primeros resultados.
Fuente: ndigital