Orlando Fernández Taveras llegó a los Estados Unidos cuando tenía aproximadamente 16 meses. En 2014, tras vivir por más de 30 años en EEUU,

EL SALVADOR.- Orlando Fernández Taveras llegó a los Estados Unidos cuando tenía aproximadamente 16 meses. En 2014, tras vivir por más de 30 años en EEUU, fue deportado a República Dominicana tras ser hallado culpable de varios delitos.

Para el 24 de diciembre, recibió una noticia como regalo de Navidad inesperado. El inmigrante formaba parte del grupo de beneficiados con el indulto que la gobernadora Kathy Hochul otorgó a nueve inmigrantes que enfrentaron graves consecuencias migratorias por sus condenas.

Al dar a conocer los perdones, Hochul recalcó que como gobernadora tenía “la responsabilidad única y solemne de utilizar cuidadosamente el poder del indulto para abordar la situación de las personas del sistema de justicia penal que han cometido errores y han tomado medidas extraordinarias para rehabilitarse”.

Recalcó también que la clemencia solo se le otorgó a quienes han ejemplificado la rehabilitación. “Nadie debe ser definido por su peor error, y estas personas han trabajado incansablemente para expiar el suyo”.

Tras agradecer a la Gobernadora por “su amabilidad, generosidad y voluntad de perdonarme por las cosas que hice en el pasado”, Fernández afirmó que se hallaba “en estado de shock por recibir esta increíble noticia”. Ahora podrá regresar al país.

“Me casé, tuve una hija, comencé un rescate de animales y me convertí en un miembro productivo de la sociedad. Han sido 12 años muy desafiantes, especialmente después de mi deportación, pero sigo mejorando mi vida y lucho por la oportunidad de volver a casa con mi familia”, apuntó.

Junto a Fernández, se le concedió clemencia a Ana Sánchez Ventura, de 64 años, quien es muy activa dentro de su comunidad local, entre ellos en un centro para personas mayores.

Otro indultado fue Juan Viñas, de 56 años, quien ha trabajado en una empresa de administración de garajes en la ciudad de Nueva York.

Las clemencias generaron una reacción positiva de organizaciones que trabajan en la defensa de los inmigrantes, que además insistieron en la necesidad de ampliar ese beneficio a muchos otros inmigrantes neoyorquinos.

El director ejecutivo de Immigrant Defense Project (IDP), Jon Monsalve, indicó que esta medida se necesita “con urgencia para los innumerables otros para quienes el perdón o la conmutación es la única opción para salir de un sistema que somete a las personas a un castigo para siempre”.