Para Isabel Amarante, una zona boscosa del parque Inwood Hill es su santuario, donde viene a conectarse con sus antepasados taínos.
Esta vecina denuncia que su lugar de oración fue destruido por personal del Departamento de Parques a principios de año.
"Fue una experiencia terrible, tremenda que yo hubiera querido no vivir. Desgarradora", describe Amarante.
Isabel es profesora de Antropología en la Universidad Lehman de El Bronx y se identifica como dominicana de origen taíno.
Explica que hace 10 años que viene aquí a orar y meditar en este espacio ceremonial que construyó con sus propias manos.
Señala que es la tercera vez que lo derriban en los últimos seis meses; la última, hace unos días.
En vano intentó evitarlo, pues le dijeron que alguien se había quejado al servicio telefónico del 311.
"Al principio me quedé estupefacta, como congelada por el choque con todas las emociones encontradas internamente", detalla la profesora.
Ella insiste y lo vuelve a construir, pues asegura que el lugar está abierto a todo el mundo.
En él se han realizado actividades como La reunión de los ancianos o La caminata de oración, que ocurrió en 2016 con indígenas de América Central y del Sur.
Para Isabel, esta es su iglesia: "Estoy ligada a este espacio emocionalmente, espiritualmente. Aquí yo hago mis ofrendas. Aquí yo vengo y oro y le pido o no al gran espíritu por toda la humanidad".
Por medio de un comunicado al Departamento de Parques afirmó: "Respetamos el espíritu detrás de esta estructura. Pero con la preocupación por los incendios repetidos en esta área de Inwood Hill Park, no podemos dejar que se erijan estructuras de ningún tipo, permitidas o no permitidas".
Al respecto, Amarante señala: "Para mí la verdad que esa historia suena totalmente fabricada. Falsa, ¿por qué? Porque aquí nunca hemos hecho un fuego, ni siquiera, por ejemplo, el día de esa gran ceremonia de ancianos.
El Departamento de Parques dice que si a Isabel le gustaría tener un permiso provisional para trasladar este espacio ceremonial a otra zona dentro del bosque, que ellos lo podrían considerar.
A lo que la profesora responde: "No, no. Eso no se podría hacer ni con una sinagoga, ni con una mezquita, ni con una iglesia. Entonces, tampoco se debería hacer con algo que yo de corazón quise ofrecer y es un refugio y un espacio sagrado".
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