Mientras espera ansioso los resultados definitivos de las elecciones presidenciales, Estados Unidos, el país más enlutado en el mundo por la pandemia con 234.876 fallecidos, vive su tercer día consecutivo con más de 1.000 muertes diarias y registró un récord de contagios el jueves: más de 120.000 casos en 24 horas, según un recuento de la Universidad Johns Hopkins, organismo de referencia.
En todo el mundo, la pandemia ya mató a más de 1,2 millones de personas y provocó casi 49 millones de contagios, según un recuento de la AFP basado en las cifras oficiales.
El epicentro actual de la pandemia está en Europa con sus más de 12 millones de infecciones, apuntó Hans Kluge, director de Europa de la OMS.
“Observamos una explosión” de contagios, apuntó Kluge. En tan “sólo unos días ha habido un millón de casos suplementarios” en Europa, y “vemos también cómo aumenta la mortalidad poco a poco”, precisó.
El Viejo Continente es la segunda zona en el mundo más enlutada por la pandemia, con 300.688 decesos en total (para 12.136.981 infecciones), por detrás de América Latina y el Caribe (408.841 muertos, 11.490.126 casos), según el último balance de la AFP.
Ante esta situación, la lista de países europeos que siguen endureciendo medidas se amplía.
Desde este viernes por la noche y hasta el 3 de diciembre entrará en vigor un toque de queda entre las 22H00 y las 05H00 en toda Italia.
Los colegios secundarios de nivel superior enseñarán a distancia, los museos cerrarán y los centros comerciales no abrirán los fines de semana.
Lombardía, Piamonte, Valle de Aosta y Calabria fueron declaradas regiones “rojas” y de “alto riesgo” y 16 millones de italianos tendrán que respetar un nuevo confinamiento.
En Bérgamo, en Lombardía, varios centenares de personas, entre ellos comerciantes, propietarios de restaurantes y algunos militantes de extrema derecha, protestaron por estas restricciones y pidieron a gritos “Libertad”, antes de ser dispersados por las fuerzas del orden.
“Hay más cansancio y desconfianza” que en el confinamiento de marzo, señaló el alcalde de Bérgamo, Giorgio Gori.
Reino Unido, el país más golpeado de Europa con más de 48.000 muertos, decretó un reconfinamiento en Inglaterra desde el jueves.
Y Liverpool (noroeste) se convirtió el viernes en la primera ciudad inglesa en aplicar pruebas de covid-19 a todos sus habitantes aunque no presenten síntomas.
Dinamarca defendió este viernes su decisión de sacrificar a todos los visones del país -entre 15 y 17 millones-, tras el descubrimiento en estos animales de una mutación del coronavirus transmisible al hombre.
Esta cepa llamada “Cluster 5” y que ya fue detectada en 12 personas, amenaza el desarrollo de una vacuna contra el covid-19.
“Estamos tomando las medidas necesarias y adecuadas” frente a un desarrollo “inquietante”, declaró el ministro de Asuntos Exteriores, Jeppe Kofod.
Del lado mediterráneo de Europa, en Grecia, las autoridades ordenaron un nuevo confinamiento desde el sábado y durante al menos tres semanas, ante un riesgo de saturación de los hospitales.
Antes de salir del domicilio, los griegos deberán indicar por mensaje de texto el motivo y la hora de salida, y esperar la luz verde de las autoridades, a través del mismo sistema.
En Francia, reconfinada desde el 30 de octubre, la segunda ola “es brutal y se propaga rápidamente”, con más de 58.000 nuevos contagios detectados en las últimas 24 horas, según el director general de Salud, Jérôme Salomon.
Al contrario que en Europa, América Latina empezó a relajar sus medidas, después de meses de lucha contra el covid-19.
El progresivo levantamiento de las restricciones generó un relajamiento entre la población, por ejemplo en Ecuador, que tuvo que volver a imponer medidas debido al incumplimento de las normas de protección sanitarias.
Las autoridades de Guayaquil (suroeste) prohibieron la venta de alcohol de jueves a domingo, así como los bailes y los eventos festivos.
Colombia, que impuso cinco meses de confinamiento hasta finales de agosto, levantó por su parte la obligación de presentar un test negativo de covid-19 a los viajeros provenientes del extranjero, lo que suscitó críticas.
Y en Venezuela, donde según las cifras oficiales ha habido unos 800 decesos por coronavirus, los ciudadanos han podido volver a las playas y centenares han recuperado la manera de ganarse el pan, reabriendo sus comercios o sus servicios a los bañistas, tras siete meses de cierre total.