El fantasma del litigio que proclamó presidente de EE.UU. al republicano George W. Bush persigue ahora a los estadounidenses, que aún no saben quién ocupará la Casa Blanca durante los próximos cuatro años y están pendientes de un conteo que avanza lento debido a la gran cantidad de votos por correo.
En el año 2000, la disputa se centró en Florida, donde Bush acabó imponiéndose a su rival, el demócrata Al Gore, por solo 537 votos después de que el Tribunal Supremo ordenara detener el recuento.
Esta vez, el foco está puesto en Nevada, Michigan, Wisconsin, Pensilvania, Georgia y Carolina del Norte, que aún no han declarado un ganador y que tienen un gran peso en el Colegio Electoral, el órgano que elige al presidente y, por ello, podrían resultar decisivos.
Hasta el momento, el candidato demócrata, Joe Biden, aventaja al presidente y candidato republicano, Donald Trump, por 238 delegados frente a 213, según las proyecciones de los principales medios estadounidenses, con lo que todas las opciones siguen abiertas.
Sin embargo, Trump se ha proclamado vencedor sin conocerse los resultados definitivos, ha denunciado «fraude» electoral sin aportar pruebas e, incluso, ha amenazado con recurrir al Tribunal Supremo para frenar el recuento de las elecciones, la misma petición que formuló Bush con éxito.
El mandatario quiere que se dejen de contar las papeletas que se depositaron por adelantado porque, según los sondeos, los votantes demócratas votaron en mayor proporción de manera anticipada (en persona o por correo), mientras que los republicanos esperaron hasta la jornada electoral.
En respuesta, Biden ha asegurado que está preparado para un litigio y acusó a Trump de estar intentando «invalidar» la voluntad de los estadounidenses en las urnas.
BIDEN, TRUMP Y LOS «EJÉRCITOS» DE ABOGADOS
Lo cierto es que ambos candidatos llevan meses preparándose para el «déjà vu» de las elecciones del 2000: ambos han contratado a «ejércitos» de abogados que están listos para pelear por cada voto, ya que estos comicios podrían decidirse por solo un puñado de papeletas, tal y como ocurrió hace 20 años.
Desde hace meses, Trump ha sembrado desconfianza en el voto por correo -a pesar de que no hay pruebas de que se pueda llevar a un fraude generalizado-, y el pasado domingo adelantó que planeaba iniciar un litigio en el estado clave de Pensilvania si éste era ajustado.
Las elecciones, de hecho, ya han desembocado en una multitud de litigios que se están procesando en las cortes federales de cada estado. Por ejemplo, en el estado clave de Pensilvania, está previsto que esta tarde se estudien dos demandas que cuestionan el voto por adelantado.
Cualquiera de esos casos podría llegar hasta el Tribunal Supremo, la máxima instancia del país y donde actualmente hay seis jueces conservadores y tres progresivas.
Trump ha conseguido nombrar a tres magistrados para el Tribunal Supremo: Neil Gorsuch, Brett Kavanaugh y Amy Coney Barret. Estos dos últimos formaban parte del equipo de abogados que representó a Bush en el litigio contra Al Gore, por lo que algunos analistas apuntan a un escenario favorable para el actual gobernante.
LA BATALLA MEDIÁTICA
Aparte de la batalla legal, lo que se libra a partir de ahora es una batalla por el mensaje mediático.
En el año 2000, el equipo de Bush consiguió retratar a Al Gore como un «mal perdedor» que no aceptaba su derrota en Florida e hizo resonar este mensaje durante los 36 días que se prolongó la agonía, hasta que el Tribunal Supremo dio su veredicto.
El problema del año 2000 fue que las televisiones dieron la victoria a Al Gore, luego proclamaron vencedor a Bush y finalmente admitieron que la carrera estaba demasiado ajustada para dar un resultado definitivo.
Esta vez, los medios y la agencia de noticias Associated Press (AP) se han mostrado más cautelosos y aún no han declarado a un ganador en ninguno de los estados donde aún se cuentan los votos.
Con todo, a lo largo del miércoles el recuento podría avanzar y dar una imagen más clara del resultado.
El sistema de conteo de votos en EE.UU. está descentralizado y cada estado, o incluso cada condado, tiene sus propios plazos. En el estado crucial de Pensilvania, por ejemplo, algunos condados empezarán hoy miércoles a contar las papeletas que se depositaron por correo.
La tarea puede ser enorme, ya que 100 millones de personas votaron por adelantado, una cifra récord.
Fuente: EFE