Ambientalistas han denunciado “una catástrofe” por la montaña de desechos que produce la central termoeléctrica. Mientras tanto, las cenizas volantes se acumulan debido a un efecto inesperado que ha tenido la pandemia del COVID-19 sobre ese patio de desechos, sin cementeras que compre en los mismos volúmenes de antes.
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